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ASOCIACIÓN "LOS GOMICES" EL VILLAR DE ENCISO. LA RIOJA. |
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Documentos de separación de Enciso por parte de las
aldeas..
NAVALSAZ: MUNICIPIOS A LOS QUE PERTENECIÓ
COMO ALCALDIA (Relato de Teófilo Ochoa) En el censo de la población de Castilla en el siglo XVI,
está Enciso y su partido en dos diferentes partes; en las adiciones en el
artículo de Nagera con 4 aldeas, y en la provincia de Soria con 7. Lugares o
aldeas, en las que hay alcaldes pedáneos, que son los siguientes: • GARRANZO Al hacer mención en la provincia de Soria con 7 resulta
que Enciso, en el anterior estado de las provincias, correspondió a Soria y
perteneció a los Duques de Medinaceli. NAVA EL SAZ contaba con 80 vecinos y 400 almas. En el año 1842 el pueblo de Poyales decidió separarse del
Ayuntamiento de Enciso y formar el suyo propio, incluyendo en él a los otros
habitantes del Valle y que funcionaron en el sistema de alcaldías pedáneas. Las poblaciones adheridas fueron: • GARRANZO El Valle de Poyales lo formaba el río Vacirbe. Los productos que produce el entorno de Navalsaz consisten
en granos, legumbres, cáñamo, pastos, ganado lanar y cabrio, lienzos y
bayetas. El terreno es montuoso. (1) El municipio de Poyales, subsistió hasta el año 1976, es
decir, tuvo una vigencia de 134 años. Del archivo Histórico Provincial de Logroño, han sido
obtenidas fotocopias de los documentos, en las que se refleja, la obligación
de llevar en cada población un “INTERROGATORIO” que se debía de
ejercer, bajo juramento, por todas las justicias y demás personas, que
hiciesen comparecer los intendentes en cada Pueblo, al objeto de reflejar los
bienes que poseían, en sus distintas características, cada población y
establecer las contribuciones oportunas. Para un mejor conocimiento se une toda la documentación
facilitada en este compendio. El desarrollo de las gentes de Navalsaz evolucionó
favorablemente, tomando como arma el sacrificio y la austeridad. Sus fuentes
de ingresos principales, consistían los que dimanaban del cultivo de sus
tierras, las cuales, todas ellas eran de secano. Aquellos lugares próximos a manantiales naturales, fueron
transformados en huertos, donde se cosechaban, alubias, patatas y otros
productos alimenticios. Los huertos, en sí, constituían una verdadera obra de arte
dado que, para que fuesen planos y poderlos regar en las partes que
correspondían, se elevaban paredes de piedra que hacían de sostén de la
tierra añadida, lo que daba lugar a la uniformidad de su llanura. El agua
procedente de los manantiales, unas veces se canalizaba a balsas hechases
profeso, acumulándose para posterior utilización, y otras, su canalización
iba directamente al huerto. En el ejercicio del cultivo de las tierras sus
propietarios lo alternaban anualmente. Una parte la cultivaban y, la otra, la
dejaban en barbecho para su descanso. La jurisdicción de Navalsaz era rica en pastos, motivo por
el cual el ganado lanar y cabrío se podía desarrollar. Para los propietarios
de ganado lanar y cabrío constituía una fuente de ingresos sustanciales,
adicionales, a los que provenían del campo. El ganado ovino salía apacentar bajo la dirección de un
pastor que podía ser el propietario, un familiar o un asalariado. Según los lugares que era dirigido el ganado para ser
alimentado, sus propietarios poseían sus corrales en el campo donde lo
encerraban, al término de la jornada y, con ello, se evitaban recorridos y
cansancio, que favorecía al ganado en sí. En la época del invierno, dada la escasez de pastos y la
climatología, trasladaban el rebaño a la Ribera, donde el pasto persistía o
bien había más medios de alimentación. En el periodo de alumbramiento de las ovejas los pastores
ejercían funciones de verdaderos ginecólogos. Los derivados que se obtenían de las ovejas, aparte de su
proliferación, muy cotizada, eran la lana y la leche, con su derivado el
queso. Cuando se sacrificaban las reses sus pieles eran curtidas,
utilizándose con posterioridad, para colchas en las cunitas de los infantes,
así como de los mayores, al igual como alfombras, que se colocaban en las
habitaciones de dormir. Se utilizaban, así mismo, como chalecos, debajo de las
americanas, que constituía un abrigo útil dado el clima que propiciaba el
invierno. Era muy apreciado el estiércol que daban lugar y que se
utilizaba para abono, en las tierras de cultivo. El ganado cabrío, revestía otras características, antes de
salir apacentar, dado que su número estaba repartido en pequeñas unidades
entre la mayoría de la población, por lo que existía una sola persona,
denominada el cabrero. En la época a que me estoy refiriendo, su titular era
D. ANICETO MARTINEZ, quien se encargaba de tocar el cuerno cada mañana en los
lugares más estratégicos de la Villa, por el que anunciaba a sus propietarios
que condujesen sus cabras a la Plaza Mayor. A su regreso del campo, el cual se producía una vez se
había puesto el sol, sus propietarios, o bien algún familiar, salían a la
plaza a esperarlas y ser recogidas. El esfuerzo de lo propietarios era mínimo, para
conducirlas a su aposento, al tener el ganado cabrío un sentido de
orientación muy acentuado. No solo eso, sino que sabían formar cuadrilla
entre sí: las pertenecientes al mismo dueño, y sin indicación alguna, se
dirigían a su establo. Si el dueño no había sido puntual a recogerlas en la
Plaza se las encontraba, a pie de la puerta del corral, lugar de su encierro. Los beneficios derivados del ganado cabrio, a parte de su
procreación, que recibían el nombre de cabritos, los cuales eran muy
apreciados y cotizados, era la leche, el queso de cabra y sus carnes cuando
eran sacrificados; sobre todo las ancas, que se elaboraban y daba lugar a la CECINA,
que era muy sabrosa. La piel se curtía utilizándola, unas veces para
proteger las albardas de las caballerías, otras para alfombras o bien de
forro en las prendas de vestir de los hombres, como salvaguarda del frío. También se utilizaba como envase para contener, por lo
general, vino. Recibía la denominación de pellejo. Sus excrementos, en unión de la paja que servía de camada,
constituían un abono, utilizado para fines agrícolas. Las amas de casa, en particular, prestaban atención a la
cría de conejos, gallinas, cerdos para la matanza, etc. Los productos obtenidos
se destinaban para fines familiares. Sus excedentes se comercializaban en el
Mercado, que se celebraba cada domingo del año, en Enciso. En la época de la recolección contribuía toda la familia,
incluso los de tierna edad, en la medida de sus posibilidades, en las tareas
de la siega, del acarreo y la trilla. La siega se llevaba a término con la utilización de la
hoz, protegiéndose el segador de ella, en lo que respectaba a los dedos de la
mano izquierda, por mediación de una especie de guante de madera denominado “ZOQUETA”. También se utilizaba el “DEDIL”, que consistía en
una especie de funda, que se pone en los dedos, para que no se lastimen o
manchen. A medida que se segaba las mies, el segador o segadora, la
sostenía entre su mano y el brazo izquierdo, abarcando la máxima cantidad que
podía, dando lugar al manojo, atándolo previamente con la propia mies, para
que al dejarlo en el suelo no se esparciese. Un número determinado de manojos daba lugar a la gavilla,
la cual se sujetaba por medio del “VENCEJO”. Su materia procedía del
aprovechamiento de toda la caña del centeno, una vez había espigado. El “VENCEJO”, consistía en la unión de sus cabezas,
una vez hecha la macedación, por lo que se eliminaba el grano. La unión se
efectuaba a través de un nudo, formando una especie de cuerda de mayor
longitud. Previamente se sometía a remojo en agua, para que adquiriese más
resistencia. El instrumento que se utilizaba para culminar el nudo
final de sujeción de la gavilla se denominaba “GARROTILLO”. Las gavillas se acarreaban, del campo a la era,
colocándolas a los lados del lomo de las caballerías, sujetándolas con
cuerdas, al elemento denominado “SILLETAS”, y colocado encima de la
albarda. En la “ERA” se procedía a triturar la mies, una vez
había sido esparcida formando una superficie circular, utilizando el “TRILLO”,
que consistía en una especie de plataforma plana, terminando por su parte
delantera en forma cóncava, con el fin de que las piernas traseras de las
caballerías, al correr, no tropezasen con él. En su cara inferior van instaladas una serie de
piedrecillas con arista cortante, así como sierras dentadas, que al pasar por
encima de la mies, arrastrado por la caballería corriendo, se iba
desmenuzando. El sol favorecía la trilla. La caballería, iba dirigida por una persona, que unas
veces se colocaba encima del trillo y otras en el centro del círculo. Con el fin de que el trillado fuese más uniforme, en
periodos frecuentes, se daba vueltas a la Parva, utilizando para ello la
“HORCA”. Ello también servía, para darles un descanso a las caballerías, al
tomar su paso un ritmo normal, mientras se ejercía el trabajo anunciado. Una vez considerado por el agricultor que los trabajos de
trilla habían llegado a su fin, se procedía a recoger la PARVA en un
montón único, barriendo al unísono todas las partes que había abarcado la
misma, con el fin de aprovechar, al máximo, todos sus elementos. Seguidamente se procedía al aventado si el viento era
favorable, más si así no fuese, se tenía que esperar a que lo fuese. Con
dicha operación, se deslindaba el grano de la paja. Para saber su cantidad, en el momento que iba a ser
colocado en las talegas o en costales, se utilizaban las medidas denominadas “MEDIA
FANEGA”, “CUARTILLA”,“CELEMIN” y “MEDIO CELEMIN”. Posteriormente se trasladaba a los domicilios de sus
propietarios, para ser abocados en los graneros, donde permanecía hasta ser
trasladado al Molino o Panificadora. La paja se almacenaba en los edificios existentes en la
propia ERA que se denominaban “PAJARES”, por su contenido. Se
utilizaba como alimento mezclado con cebada o avena, para los animales de
carga, así como para camadas en los establos, donde se alojaban las ovejas,
cabras, cerdos, etc. Una parte del trigo se seleccionaba para la siembra; el
resto para ser trasformado en salvado y harina. La transformación se llevaba
a término en el Molino del Cidacos o en la Panificadora. Ambas industrias
estaban ubicadas en Enciso. El salvado era utilizado, para engorde de los tocinos. La harina era canjeada por pan. Las industrias mencionadas se dedicaban igualmente, como
complemento a la principal, a la fabricación de pan. Una vez por semana se
desplazaba un empleado a Navalsaz para hacer el reparto, o bien los domingos,
cuando asistían los interesados al mercado de Enciso, se proveían de él. Como hemos señalado anteriormente el medio esencial o
primordial para el aventado de la PARVA, era el viento. En el año 1938, se introdujo en NAVALSAZ la primera
máquina aventadora a mano denominada AJURIA - ANEA, a través
del vecino D. JOSE MARTINEZ MARTINEZ, siendo una novedad para la población y
el inicio de un progreso. En su traslado de Enciso a Navalsaz, al tenerlo que hacer
por el sistema de arrastre, se tuvieron que sustituir las ruedas de origen
por otras de mayor diámetro, con el fin de salvaguardar los obstáculos que el
camino a recorrer ofrecía. En años venideros siguieron el ejemplo de adquisición, de
este tipo de máquina, otros vecinos de la población. Lleida, 15 de Junio del 2004 |